En un mundo donde los rascacielos dominan el horizonte, en China se construyó un hotel que rompe con todas las reglas: el InterContinental Shanghai Wonderland, un “rascasuelo” que, en lugar de elevarse hacia el cielo, se hunde en las profundidades de una cantera abandonada a 30 kilómetros de Shanghái.

Su construcción comenzó en 2006 y, tras 12 años de trabajo y la participación de más de 5.000 personas, abrió sus puertas en 2018. El proyecto, que demandó una inversión cercana a los US$555 millones, fue diseñado por el estudio JADE + QA junto con la firma británica Atkins, responsables de iconos arquitectónicos como el Burj Al Arab en Dubái.
El resultado es una maravilla de la ingeniería: un edificio de 18 pisos, de los cuales 16 se encuentran bajo tierra y 2 sumergidos bajo el agua. Este diseño único ofrece a sus huéspedes experiencias imposibles de encontrar en otro lugar: habitaciones con balcones frente a cascadas artificiales, suites submarinas con vistas a la vida marina y un servicio de mayordomo disponible las 24 horas.
El hotel no solo deslumbra por su lujo, sino también por su enfoque en la sostenibilidad. Aprovecha la energía solar y geotérmica, utiliza sistemas de drenaje avanzados para protegerse de filtraciones y reutiliza un espacio degradado en lugar de construir sobre un ecosistema virgen.
Dentro de sus instalaciones se destacan un restaurante submarino, un spa, un centro de convenciones con capacidad para mil personas y una pasarela de vidrio que permite contemplar la cantera desde las alturas. Y para quienes buscan más que descanso, el hotel ofrece actividades como escalada, puenting y kayak en el lago subterráneo.
El InterContinental Shanghai Wonderland se ha convertido en un símbolo de innovación y regeneración urbana, aclamado en todo el mundo por demostrar que el lujo, la tecnología y el respeto por la naturaleza pueden convivir en perfecta armonía.





