Un hallazgo arqueológico acaba de reescribir parte de la historia de América del Sur. Un equipo de científicos del CONICET y la Universidad Nacional de La Plata descubrió pruebas de ocupación humana en las Cataratas del Iguazú que datan de hasta 6.000 años de antigüedad, revelando que mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón, la región ya era un centro de vida y cultura.

Las excavaciones, iniciadas en 2019 en barrancas y márgenes de ríos dentro del Parque Nacional Iguazú, arrojaron restos sorprendentes: carbón vegetal, herramientas de piedra y madera, puntas de flecha y fragmentos de cerámica. Estos elementos no solo confirman la presencia de comunidades antiguas, sino también su capacidad para adaptarse y dominar el entorno selvático de Misiones.
Los investigadores también hallaron vestigios de culturas guaraníes de hace unos 2.000 años, con prácticas agrícolas, alfarería, aldeas organizadas y rituales comunitarios. Esto demuestra que la zona funcionó durante siglos como un espacio cultural y espiritual clave en el continente.
El arqueólogo Eduardo Apolinare, líder del equipo, explicó que los restos incluyen herramientas afiladas de piedra, maderas utilizadas como combustible y huesos de animales carbonizados. Gracias a estudios con radiocarbono, se confirmó que algunos de estos materiales tienen más de seis milenios de antigüedad.
Este histórico descubrimiento posiciona a Iguazú en un nuevo lugar dentro de la arqueología mundial, revelando que bajo el rugido de sus cataratas se esconde un legado humano milenario que recién comienza a salir a la luz.






