El fotógrafo Alan Feyt logró registrar un momento único en la periferia de Paraná: una hembra de yaguarundí junto a sus dos cachorros. El hallazgo se produjo en la zona este de la ciudad, cerca de la Circunvalación, en un pequeño parche de arbustos rodeado de calles, campos y malezales.
“Tuve la fortuna enorme de fotografiar, por primera vez, a un yaguarundí y con crías”, relató Feyt, sorprendido por la cercanía de esta especie silvestre a un área tan urbanizada.

El fotógrafo destacó la importancia de los corredores biológicos, espacios que funcionan como puentes verdes para la fauna en medio del avance urbano y rural. “Banquinas, alambrados con pasto, costas de arroyos… son refugios claves para que estos animales sobrevivan”, explicó.
Sin embargo, también advirtió sobre los riesgos que enfrentan: “Muy cerca pasa una autopista y en el barrio hay perros. La convivencia es frágil y depende de que entendamos que hasta esos rincones son fundamentales para la vida silvestre”.
En su publicación, Feyt reflexionó sobre el valor de estos encuentros: “Ver un yaguarundí con sus cachorros en el límite de la ciudad es un recordatorio: todavía estamos a tiempo de elegir qué paisaje queremos heredar. Que no se trate solo de autopistas y ladrillos, sino también de esos silenciosos vecinos que siguen defendiendo su lugar en el mundo”.

El yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi) es un felino silvestre de tamaño mediano, distribuido desde México hasta Argentina, donde se encuentra principalmente en las provincias del Litoral y el Noroeste. De cuerpo alargado, patas cortas, orejas redondeadas y pelaje uniforme que varía entre tonos grises y rojizos, puede medir hasta 65 cm sin contar la cola.
Se trata de un animal solitario y crepuscular, que se alimenta de aves, pequeños mamíferos y reptiles. Aunque la UICN lo clasifica como de “preocupación menor”, en Argentina es considerado vulnerable debido a la pérdida de hábitat, la caza furtiva y los atropellamientos en rutas.
El avistamiento en Paraná refleja tanto la capacidad de adaptación de la especie como la urgente necesidad de preservar corredores naturales que aseguren su supervivencia en paisajes cada vez más fragmentados.





