Un hecho tan impactante como trágico ocurrió el 22 de febrero de 1970 en Sídney, Australia, cuando Keith Sapsford, un adolescente de tan solo 14 años, perdió la vida al intentar esconderse en el tren de aterrizaje de un avión. El instante exacto de su caída fue capturado por un fotógrafo aficionado, convirtiéndose en una de las imágenes más estremecedoras de la aviación.
Keith soñaba con recorrer el mundo y, en su impulso por lograrlo, decidió colarse en el compartimiento de ruedas de un Douglas DC-8 de Japan Airlines, que partía rumbo a Tokio desde el aeropuerto Kingsford Smith. Poco después del despegue, cuando el avión ya se encontraba a unos 60 metros de altura, el mecanismo del tren de aterrizaje lo obligó a lanzarse al vacío.
El momento fue capturado accidentalmente por John Gilpin, un joven fotógrafo de 22 años que solía tomar imágenes de aviones por hobby. Recién una semana después, al revelar sus rollos, descubrió que había retratado el preciso instante en que el adolescente caía, sin saber en ese momento la magnitud de lo que había registrado.
Pese a pertenecer a una familia acomodada y tener una educación en la prestigiosa escuela Boys’ Town Engadine, Keith anhelaba una vida llena de viajes y aventuras. Esa búsqueda lo llevó a una decisión que terminó en tragedia. Su padre, Charles Sapsford, profesor de ingeniería, nunca logró superar la pérdida y falleció en 2015, aún lamentando la ausencia de su hijo.
Los peritos que investigaron el caso confirmaron que, de haber sobrevivido a la caída —equivalente a un edificio de 20 pisos—, el joven igualmente habría muerto dentro del compartimiento por la falta de oxígeno y las bajas temperaturas.
La foto de Keith Sapsford, capturada en ese instante fatal, quedó en la memoria colectiva como un recordatorio de la fragilidad de la vida y del peligro de perseguir un sueño de manera desesperada.






