Un experimentado alpinista francés de 85 años, conocido como el “Nonno alpinista”, vivió una odisea en el Glaciar de las Grandes Murailles, en el Valle de Aosta, Italia. Una tormenta lo sorprendió durante su expedición y lo obligó a pasar la noche varado a más de 3.000 metros de altura.
Sin posibilidad de descender, divisó a lo lejos el vivac Umberto Balestreri, un pequeño refugio semiesférico construido en 1927, y logró llegar hasta allí. En su interior encontró dos camas y mantas, suficientes para resguardarse del frío extremo mientras se mantenía en contacto con los equipos de rescate.
Durante la noche se realizaron dos operativos fallidos por las malas condiciones climáticas y la escasa visibilidad. Finalmente, en la madrugada del viernes 5 de septiembre, un helicóptero logró localizarlo y rescatarlo. El médico de la tripulación confirmó que sufría hipotermia, por lo que fue trasladado de urgencia a una clínica en el Valle de Aosta, donde ahora se encuentra estable.
El refugio, que lleva el nombre de Umberto Balestreri —académico italiano que murió trágicamente en un glaciar en 1933—, se convirtió en el inesperado salvavidas del alpinista.
Especialistas en medicina de montaña remarcaron que la edad avanzada no es necesariamente un impedimento para este tipo de actividades, siempre que se cuente con preparación física y cuidados específicos. El caso del Nonno alpinista no solo tuvo un final exitoso, sino que se convirtió en un ejemplo de resistencia, experiencia y amor por la montaña.





