El deshielo sigue reconfigurando los paisajes del planeta y, esta vez, lo ha hecho de una forma tan espectacular como simbólica: el nacimiento de una nueva isla en el sur de Alaska. Imágenes satelitales de la NASA confirmaron que Prow Knob, una pequeña montaña que durante milenios permaneció aprisionada por el glaciar Alsek, ha quedado completamente rodeada por las aguas del lago del mismo nombre.
Este fenómeno, documentado entre julio y agosto de 2025 gracias a los satélites Landsat 5 y Landsat 9, muestra con claridad cómo la geografía cambia bajo el avance del deshielo. Lo que antes era un bloque compacto de hielo y roca hoy se transforma en una isla aislada en medio de un lago proglaciar, testimonio vivo del retroceso glaciar.

La transformación de la zona ha sido drástica. En las últimas cuatro décadas, el lago Alsek pasó de cubrir 45 kilómetros cuadrados a más de 75, alimentado por el retroceso del glaciar. Según el glaciólogo Mauri Pelto, del Nichols College, el Alsek ha retrocedido más de cinco kilómetros desde 1984, debilitándose y haciéndose más vulnerable a desprendimientos y colapsos.
La historia de Prow Knob es particularmente simbólica. A mediados del siglo XX, apenas se distinguía entre los brazos del glaciar. El glaciólogo Austin Post lo bautizó tras sobrevolar la región en 1960, sorprendido por su silueta que recordaba la proa de un barco. Con el paso de las décadas, el hielo comenzó a ceder y poco a poco se fue delineando su perímetro. En 1999, la separación de una isla cercana aceleró el proceso. Y finalmente, en 2025, la montaña quedó completamente liberada, transformándose oficialmente en una isla independiente.
Pero este nacimiento no es un hecho aislado. Otros lagos de la región, como el Harlequin o el Grand Plateau, han duplicado también su tamaño desde los años ochenta debido al mismo proceso de deshielo. Lo que para algunos podría parecer una simple curiosidad geográfica es, en realidad, una señal inequívoca del ritmo acelerado al que se derriten los glaciares de Alaska.
El surgimiento de Prow Knob como isla refleja la magnitud del cambio climático en curso. Más allá de su valor científico, se convierte en un símbolo de cómo el hielo, que durante siglos dio forma al paisaje, cede terreno al agua líquida y redibuja el mapa del planeta.





