Un episodio tan insólito como peligroso tuvo lugar a bordo del Rhapsody of the Seas, un crucero de la compañía Royal Caribbean, cuando un pasajero decidió lanzarse al mar en un desesperado intento por escapar de sus deudas.

El hecho ocurrió el pasado domingo por la mañana, mientras la embarcación regresaba de Barbados y se acercaba a la costa de San Juan, Puerto Rico, donde estaba siendo inspeccionada por agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. Fue entonces cuando el hombre, identificado como Jey González Díaz, se arrojó por la borda para evitar pagar una deuda que ascendía a más de 16.000 dólares, generada en el casino del barco.
Testigos relataron que González Díaz intentó huir nadando, pero finalmente fue rescatado por un hombre que circulaba en moto de agua y lo llevó hasta la orilla. Pocas horas después, la policía lo localizó cerca del Capitolio de San Juan, donde fue detenido con US$16.600 en efectivo, dos teléfonos y cinco identificaciones falsas en su poder.
Según el expediente judicial, el pasajero explicó que saltó al agua porque “no quería declarar el dinero que llevaba encima” y para evitar pagar impuestos por exceder el monto permitido por la ley. Además, se descubrió que viajaba bajo el nombre ficticio de “Jeremy Diaz”, y que acumulaba una deuda de US$16.710,24 con la naviera, casi en su totalidad en apuestas y gastos de casino.
La investigación reveló también una inquietante conexión: uno de los nombres que figuraban en su documentación —Jeremy Omar González Díaz— corresponde a una persona que actualmente se encuentra detenida por narcotráfico y posesión de armas en el Centro Metropolitano de Detención de Guaynabo desde enero de este año. Sin embargo, el hombre aseguró que se trataba de su hermano.
Al ser interrogado por los agentes, González Díaz respondió con ironía: “Si fueran buenos en su trabajo, ya lo sabrían”, cuando le pidieron que confirmara su identidad.
El pasajero, liberado bajo fianza, ahora enfrenta cargos federales por intentar evadir los controles de declaración de dinero al ingresar a Estados Unidos. En caso de ser hallado culpable, podría recibir una multa de hasta 250.000 dólares o una condena máxima de cinco años de prisión.





