Este antiguo sitio en el Mediterráneo se está transformando para los turistas, y los lugareños no están contentos

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Foto: Wikimedia Commons
Redactora Social
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El gobierno turco planea construir baños, cafeterías y vestuarios en las playas del antiguo sitio de Fasélide.

La antigua ciudad de Fasélide, en la costa sur de Turquía, es considerada un sitio de gran importancia arqueológica y belleza natural. Sin embargo, para consternación de los lugareños, el gobierno turco ha decidido transformar la zona para que sea más adecuada para los turistas.

La construcción de baños, cafeterías y vestuarios forma parte de un plan para hacer de Fasélide un destino de vacaciones, pero esta idea ha recibido muchas críticas, en parte porque el patrimonio arqueológico intacto de la zona es donde radica su atractivo en primer lugar.

Turquía depende del turismo más que nunca debido a una moneda precaria y a una inflación creciente. Según se informa, el gobierno gastó solo 60.000 liras turcas (2.200 dólares) en la investigación de la arqueología de Fasélide el año pasado, concluyendo que la zona tenía poco valor cultural.

Las playas, Alacasu y Bostanlık, están ubicadas en el tramo costero sur de Turquía, en el Mediterráneo, y formaron parte de un asentamiento griego y romano. Se cree que un camino que serpentea a través de Alacasu fue transitado por el ejército de Alejandro Magno, y Bostanlık Cove es un refugio bien establecido para las tortugas marinas. ¿Quién no querría proteger eso?

Entre los arqueólogos y otras personas interesadas en proteger Fasélide existe la preocupación de que la construcción de estas instalaciones turísticas siente un precedente peligroso para otros sitios de importancia cultural. Recientemente, se construyó una carretera en Capadocia, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que solo fue aprobada por el Ministerio de Cultura, no por la propia Unesco.

La campaña ‘No toques Fasélide’, que cuenta con el apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza de Türkiye, así como de muchos lugareños, detuvo temporalmente la construcción con éxito en junio de 2023. Sin embargo, existe la preocupación de que el equipo ya haya dañado los artefactos y las capas cronológicas de roca debajo de la tierra.

Como signatario del Convenio de Barcelona, Turquía está legalmente obligada a garantizar la protección de su porción del Mediterráneo. Muchos otros lugares de Europa están haciendo esfuerzos para proteger sus lugares importantes, así que esperemos que no se produzcan daños innecesarios a la integridad de este valioso lugar.

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