El pasado miércoles, 3 de Marzo, gorilas del Zoológico de San Diego recibieron dosis experimentales de la vacuna contra el COVID-19 para animales, convirtiéndose en los primeros en recibir esa vacuna en Estados Unidos.
En el mes de Enero, ocho gorilas de esta misma institución resultaron ser casos positivos de COVID-19. En principio, según contó la oficial de salud y conservación de la vida silvestre en San Diego, Nadine Lamberski, en una entrevista con Insider, las «alarmas» comenzaron a sonar en el zoológico cuando un gorila de 49 años llamado Winston comenzó a toser unos días después luego de descubrir que uno de los especialistas que estaba a su cargo tenía COVID-19.
«Tan pronto como supimos que uno de los empleados era positivo, nos pusimos en alerta, así que esa tos realmente disparó las alarmas, e inmediatamente empezamos a obtener los permisos necesarios para poder tomar las muestras para la prueba de diagnóstico«, dijo Lamberski. «Realmente tuvimos que dividir y conquistar, y todos tuvieron un rol diferente».
«Tuvimos a nuestros especialistas en vida silvestre tratando de descifrar, ya sabes, si podíamos separar los animales, y ¿Qué sucedía si un animal estaba mu enfermo y necesitaba cuidados intensivos? ¿Eso era posible?«, agregó. Además, Lamberski explicó que fueron muchas personas las que trabajaron e hicieron varias cosas al mismo tiempo, porque querían estar preparados par cualquier situación «Ya sabes, estábamos esperando lo mejor pero preparándonos para lo peor«.
Los gorilas lograron recuperarse para mediados de Febrero y Lamberski estuvo trabajando para conseguir las vacunas y prevenir futuras infecciones en los gorilas del zoológico. Respecto a esto, la compañía farmacéutica veterinaria Zoetis la que desarrolló la vacuna experimental que no es para humanos, según informó el sitio de noticias National Geographic.
En total fueron nueve los simios que recibieron la vacuna, incluyendo a Karen, la primera simio del mundo en tener una cirugía a corazón abierto en el año 1994. La preocupación de muchos investigadores es que, como en su hábitat natural los gorilas viven en comunica, que la infección se pueda transmitir rápidamente entre ellos a partir de un caso positivo.
Por otro lado, si bien la vacunación de los gorilas trae cierta tranquilidad al personal del zoológico, Lamberski cree «que el gran respiro de alivio no va a llegar hasta que nuestra comunidad entera esté vacunada, hasta que las vacunas lleguen, ya sabes, a comunidades remotas del mundo, a áreas donde los gorilas viven de forma silvestre«.
