Japón: conoce el Wisteria Tunel, el pasadizo floral más increíble del mundo

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Un abanico de colores que va desde el blanco hasta el morado que lo inunda todo, pasando por el azul, el rosa o el amarillo. Las más de 150 especies de glicinas que se dan cita en este jardín han convertido este lugar en un centro de peregrinación para todo aquel que quiera embriagarse de su particular perfume y contemplar un espectáculo visual difícil de olvidar.

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La parte más especial de este vergel es el túnel con las glicinas en flor. El escenario parece de cuento, y es que la magnitud de estas plantas endémicas trepadoras es sobrecogedora. Pueden llegar a subir hasta 20 metros del suelo y unos 10 metros a los lados. En época de floración ocupan hasta 1.000 metros cuadrados dentro de los jardines.

Pese a la belleza que se concentra en este lugar, sigue siendo un punto de interés no demasiado masificado. Y los encargados de su mantenimiento quieren que así siga siendo; de hecho, actualmente solo se abre dos veces al año: en la época de floración de las glicinas y para contemplar otro paisaje de lo más interesante: el de las hojas de los arces cuando llega el otoño, que acaban tiñendo todo de rojo.

Si quieres descubrir la floración de las glicinas, también conocidas como Wisteria, deberás visitar el túnel de flores entre finales de abril y principios de mayo, pero siempre dependerá de las temperaturas de la temporada y cómo se desarrolle la floración este año.

image Il tunnel di glicine nella citta giapponese di Kitakyushu Collater.al 3

Y sí, es un lugar en el que se detiene el tiempo, un lugar mágico que pretende seguir siendo un pequeño paraíso. Y, para que así sea, conviene saber unas cuantas cosas antes de llegar hasta allí.

Las entradas para el Wisteria Tunel se tienen que comprar por adelantado y el precio para esta temporada es de 1.5000 yenes (que son unos 10,50 € al cambio). También conviene saber que el acceso no es precisamente un camino de flores. Las carreteras no están pavimentadas hasta llegar al jardín y se suelen formar grandes atascos. Una vez dentro, el panorama no es mucho más alentador, el vergel de glicinas no tiene fácil acceso y hay que recorrer un largo camino entre la montaña, de empinadas cuestas y caminos sin pavimentar.

Las normas también son estrictas: nada de trípodes, drones, sesiones de fotos de boda, escaleras ni equipo fotográfico profesional. En definitiva, un rincón secreto de difícil acceso, solo apto para aquellos aventureros que quieran vivir la experiencia y que no les importe sudar un poco hasta llegar a este particular jardín del edén.

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