A partir del inicio de este mes de octubre, La Habana suavizará las restricciones impuestas para controlar el rebrote de COVID-19 y garantizar la seguridad e higiene de sus residentes. Entre las medidas que se flexibilizarán se destacan el fin del toque de queda nocturno y la suspensión a la prohibición para usar el transporte público.
En efecto, a partir del pasado jueves, la ciudad capital de la República de Cuba tuvo su primera jornada sin el toque de queda nocturno impuesto de 19.00 a 5.00. También se ha autorizado el restablecimiento de las actividades productivas y comerciales en la ciudad, aunque con limitaciones de aforo como requisito obligatorio.
Cabe destacar que, en lo que respecta a medidas de higiene para prevenir el contagio de coronavirus, La Habana aún mantendrá y exigirá el uso obligatorio de la mascarilla, el distanciamiento físico en lugares públicos y centros de trabajo y el control de la temperatura.
En cuanto a bares y discotecas, podrán reabrir aunque considerando una limitación del 50% del aforo. De igual manera, tampoco se permitirán fiestas públicas ni privadas que no garanticen el distanciamiento físico recomendado por las entidades internacionales.
En tanto, el servicio de transporte público funcionará nuevamente al 80% de capacidad. Por su parte, el gobernador asimismo ha anunciado que se reabrirán las playas y se autorizará el servicio en las piscinas estatales y particulares al 30% de capacidad.
A pesar de estas nuevas disposiciones que flexibilizan la vida de los residentes de La Habana, la ciudad permanecerá cerrada, ya que las directivas anunciadas mantienen las medidas de restricción de salida o entrada a la capital. Ante esto último, sólo podrán viajar las personas que no habían regresado a sus lugares de residencia antes de la aplicación de las medidas más restrictivas.
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