La historia de las dos mujeres que viajaron por todo Indonesia en una minicamper

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Redactora
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Durante el verano de 2019, Laura Cañal y María Rodríguez camperizaron su Volkswagen Caddy y tomaron la decisión de recorrer mundo. Una batería, una cocinilla, una garrafa de agua y muchas ganas de aventura fueron suficientes para empezar el viaje, que las llevaría hasta Indonesia en unos 14 meses. En total, unos 36.000 kilómetros desde Europa, cruzando Rusia, Corea y Japón y llegando hasta Indonesia, donde la pandemia de covid las hizo regresar. Vandeviaje llamaron a este proyecto, por lo de que van significa furgoneta…

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El miedo a volar de María fue el motivo por el cual decidieron optar por un vehículo propio para recorrer el mundo. “El primer día de viaje quisimos dormir en la furgo y dormimos en un camping de Getafe”, contaron entre risas. Superada esa noche, partieron rumbo a Rusia, donde les esperaba la primera gran frontera del camino. Tras siete horas esperando para cruzarla, ambas llegaron a la conclusión de que los miedos del viaje no te pueden paralizar. Sobre todo, cuando tras esos miedos te esperan lugares tan increíbles como el lago Baikal o Vladivostok.

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Desde la ciudad portuaria rusa cogieron un ferry y embarcaron hacia Corea, “la gran desconocida”, según María y Laura. “Sus templos, sus parques naturales, su comida picante, su gente. Estuvimos un mes y pico allí”, señalaron.

Durante esta aventura, María y Laura intentaron cumplir siempre las tres premisas que se habían fijado de antemano. La primera, no entrar con la furgoneta en el centro de las ciudades. La segunda, no conducir de noche. Y la tercera, no comer cosas crudas. Sin embargo, todas las incumplieron, contaron entre risas.

Uno de los momentos más extraños del viaje tuvo lugar en la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur. “Nos dijeron que ‘no cámaras”, cuentan.

Desde Corea volvieron a coger un ferry hasta Japón. “Cuando todo el mundo dice que Japón es muy bonito, tienen razón”, fue su conclusión. “Sobre todo recorrimos la isla sur”, explican. “Japón está lleno de ‘no lugares’, esos sitios que no sabías que existían y que te impresionan.” Volviendo a la conducción de la minicamper, Japón fue el primer país que las obligó a conducir por la izquierda. “Los japoneses no te pitan ni nada, se conduce muy bien en ese sentido, pero las carreteras nacionales son muy estrechas, por lo que tardas como cinco horas en recorrer 100 kilómetros”, explicaron. Tras dos meses y pico en Japón, su estancia en la isla se acababa. Sin embargo, decidieron finalizarla por todo lo alto: pasando los últimos días junto al Fuji.

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Tras Japón, María se armó de valentía para coger un avión rumbo a la isla de Borneo. Aterrizaron en Kota Kinabalu y pese a sus elogios hacia la isla (“Es isla espectacular, todo selva, jungla, con un verde muy impactante…”), ambas denuncian la deforestación brutal que se está ejerciendo, “sobre todo en Malasia, donde han plantado palmeras para sacar aceite de palma”.

Tras recorrer varias islas en la zona, llegaron a Java. Unos días después, sus familiares irían a visitarlas a Bali, un lugar “algo sobremasificado, pero es un sitio único, muy bonito”. Tras visitar Lombok, isla de Flores, Komodo y sus dragones… llegó la pandemia de covid. María y Laura decidieron entonces regresar a Bali, donde había consulado. Pese a la interrupción abrupta del viaje, lograron vivir uno de los mejores momentos de la aventura: vivir Bali sin turismo.

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