En una medida histórica, Nueva York se convertirá en la primera ciudad de Estados Unidos en instaurar un sistema de peaje para reducir la congestión vehicular y combatir la contaminación en Manhattan, una de las zonas más transitadas del país.
A partir del 5 de enero de 2025, los vehículos que ingresen al área sur de la calle 60 deberán pagar un peaje de 9 dólares. Este monto variará según el horario y el tipo de vehículo, con tarifas más altas para camiones y autobuses turísticos, que pagarán hasta 21,60 dólares, y más bajas para motocicletas, que deberán abonar 4,5 dólares.

El objetivo principal de esta iniciativa es disminuir el tráfico en una zona donde 700,000 vehículos ingresan diariamente, además de financiar el sistema de transporte público de Nueva York. Con los recursos recaudados, se planea invertir en el Plan de Capital 2025-2029 de la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA), con una asignación de 15,000 millones de dólares para mejorar las estaciones de metro, modernizar la señalización y expandir el sistema.
La propuesta inicial contemplaba un peaje de 15 dólares, pero fue modificada tras críticas sobre su impacto económico en los residentes y trabajadores que necesitan desplazarse a diario.
Aunque la medida ha sido celebrada por defensores del medio ambiente y del transporte público, ha generado polémica entre automovilistas, empresarios y autoridades. Denis Cruz, un conductor habitual de Manhattan, expresó: “Todo en Nueva York es extremadamente caro en este momento, y añadir otra tasa no es más que hurgar en nuestros bolsillos”.
Por su parte, la Alianza de Trabajadores del Taxi de Nueva York advirtió que el plan podría representar pérdidas significativas para los taxistas, estimadas en 8,000 dólares anuales por conductor.
El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, también se opuso a la medida debido a los cruces compartidos entre ambos estados, argumentando que afectará negativamente a los residentes de su región.

Con este programa, Nueva York sigue los pasos de ciudades como Londres, Estocolmo y Singapur, que han implementado sistemas similares con éxito para descongestionar sus centros urbanos y promover alternativas más sostenibles de transporte.
A pesar de los desafíos legales y la oposición de algunos sectores, este peaje marca un precedente para las ciudades estadounidenses al abordar problemas críticos como el tráfico y la contaminación mientras se prioriza la inversión en un sistema de transporte más eficiente y ecológico.