Interesante resolución para poner un freno a la escasez de propiedades para viviendas habitacionales de locales y residentes: Nueva York ha ganado una batalla legal contra Airbnb en la que básicamente se pide alentar la restricción de los alquileres a corto plazo a fines de desestimar las instalaciones para tal fin e impulsar nuevamente la puesta en marcha del sistema de alquiler tradicional.
Según ha trascendido, la norma entrará en vigor a partir del 5 de septiembre y eliminará grandes bloques de anuncios para visitantes: sólo se podrán ofertar apartamentos enteros para estancias de más de un mes, lo que provocará la eliminación de grandes bloques de anuncios para visitantes que buscan opciones más allá de los hoteles.
Una jueza estadounidense desestimó el pasado 8 de agosto la demanda que presentó la plataforma de alojamientos turísticos para intentar evitar las restricciones que quería imponer la gran urbe a los alquileres a corto plazo. El director de política global de Airbnb, Theo Yedinsky, criticó la decisión en una declaración a los medios explicando que tales restricciones perjudicarán al turismo y, por ende, a los residentes de «los barrios no céntricos que dependen de compartir sus casas» para llegar a fin de mes, y las empresas cercanas.
Se trata de una nueva legislación que busca regular el negocio de los alquileres a corto plazo y controlar las actividades ilegales en plena crisis de vivienda. La reforma obliga además a que los anfitriones deban registrarse ante las autoridades.
El tribunal estatal de Manhattan desestimó la pretensión de la empresa al considerar «racional» que la ciudad exigiese a los anfitriones registrarse y controlar la legalidad de los alojamientos que ofrece, aunque desde Airbnb lo llegaron a calificar como un «veto de facto» a su actividad.
Los principales cambios que Nueva York aplicará sobre los alquileres turísticos
Las nuevas regulaciones sobre alquileres en la ciudad estadounidense impedirán que se alquilen apartamentos enteros menos de 30 días. No obstante, sí se permitirán alquileres inferiores a ese plazo siempre y cuando el anfitrión está presente en el alojamiento y no tenga más de dos visitantes. Esta norma aplicará no solo a Airbnb sino que también tendrá vigencia en otras plataformas.
En paralelo, las medidas exigirán que los anfitriones se registren ante una oficina especial de la Alcaldía (OSE), algo que tanto la empresa como sus clientes han señalado supone un proceso lento e invasivo con la privacidad, y con muy poca probabilidad de aprobación.