Un hombre británico de 35 años y su pareja, una joven rumana de 25, fueron multados con 450 euros cada uno (alrededor de £388) y expulsados del centro histórico de Venecia tras ser sorprendidos bañándose en el Gran Canal.
Según medios italianos, la pareja había decidido celebrar el final de su escapada romántica con un chapuzón, pero la escena fue rápidamente detectada por gondoleros, quienes alertaron a las autoridades. El castigo incluyó una prohibición de ingreso por 48 horas, lo que puso fin abrupto a sus vacaciones.
Las normas locales prohíben expresamente los “actos contrarios al decoro” en las aguas de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. “El municipio está firmemente comprometido en combatir los comportamientos irrespetuosos e incívicos”, declaró la vicealcaldesa Elisabetta Pesce, agradeciendo la cooperación de los gondoleros.
La sanción se enmarca dentro de una campaña contra el turismo irrespetuoso, que ya ha dejado más de 1.000 personas sancionadas desde inicios de año. En el grupo de Facebook “Venecia no es Disneyland”, los vecinos reaccionaron indignados: “No queremos a estos turistas irrespetuosos”, escribió un miembro, mientras otros pedían que la pareja no pudiera abandonar Italia sin pagar la multa.

En los últimos meses, la ciudad ha registrado varios episodios de visitantes ignorando las reglas: desde turistas haciendo esquí acuático ilegal en los canales hasta otros que se lanzaron borrachos desde el Puente de Rialto. Incluso, el alcalde Luigi Brugnaro llegó a calificar de “idiota” a un hombre que se arrojó desde un edificio de tres pisos usando solo sus boxers.
La tensión entre los venecianos y el turismo masivo sigue creciendo, en un contexto en el que la ciudad intenta equilibrar su fama internacional con la protección de su identidad cultural y ambiental.





