Veinticinco años después de la muerte de su poderoso dueño, el edificio Mónaco, antiguo bastión de Pablo Escobar , fue derribado con explosivos por la alcaldía de Medellín para construir un parque dedicado a las víctimas del capo del narcotráfico, que fue amo y señor de la ciudad.
Los ocho pisos del ostentoso búnker que protegió alguna vez al jefe del cártel de Medellín y a su familia cayeron a las once de la mañana, hora local, en un evento seguido por miles de personas de pie en las calles de la zona.
En una fracción de segundo se materializaron más de tres décadas de espera por parte de los vecinos del barrio Santa María De los Ángeles, que no solo vivieron el abandono del edificio, sino que también debieron ver cómo se convirtió en destino obligado de los llamados «narcotours».
«No se trata de borrar la historia, es empezar a contarla en honor a nuestros verdaderos héroes: las víctimas», indicó la alcaldía de Medellín en su cuenta de Twitter.
En el lugar, casi en ruinas luego de ser un monumento al lujo y la extravagancia, se construirá un espacio conmemorativo de 5000 metros cuadrados en honor a los miles de ciudadanos que perdieron la vida durante la época más cruenta del llamado «narcoterrorismo», como se conoce a la guerra sin tregua de los cárteles contra el Estado en los años 80 y 90.
La iniciativa es parte de una campaña de la alcaldía de Medellín, la sufrida ciudad que Escobar convirtió en su teatro de operaciones, para contar otra parte de la historia que no siempre registran las series de televisión o los «narcotours».
Escobar fue uno de los hombres más ricos del mundo tras fundar un imperio del crimen y el terror que manejó hasta su muerte a manos de la policía en 1993. Movidos por su fama, que aumentó gracias a las series de televisión, grupos de curiosos visitaban el fortín que construyó el narco en los 80 en uno de los barrios más exclusivos de Medellín.
«Demolerlo es más simbólico y es lo que han pedido los vecinos que padecieron la llegada de turistas que visitaban este lugar a mirarlo con morbo», dijo el alcalde Federico Gutiérrez.
Como parte de la iniciativa de la alcaldía para explicar la realidad tal como era, sin ficciones, desde 2018 extranjeros y colombianos que participaban en los «narcotours» se encontraban con un edificio recubierto de carteles que recordaban a esos otros «protagonistas» que las autoridades se empeñaron en resaltar: policías, periodistas, civiles o jueces asesinados por orden del capo.
El Mónaco era también referente del primer coche bomba detonado en Colombia. En 1988, el cártel de Cali atacó la estructura, con Escobar y su familia adentro. La explosión afectó el oído de la hija del barón de la droga y desató una sangrienta guerra entre cárteles.
El atentado también hirió el ego del narcotraficante, porque los explosivos afectaron sus valiosas colecciones de autos de lujo y obras de arte.
«La demolición es un paso, pero quizás la reivindicación y la voz de las víctimas sea lo que más puede espantar ese fantasma» de Escobar, dijo Alonso Salazar, autor del libro «La Parábola de Pablo» y exalcalde de Medellín.
Pese a la caída de Escobar y otros grandes capos, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína y Estados Unidos el mayor consumidor de esa droga.
Agencia AFP y diario El Tiempo