Un equipo de arqueología encontró una máscara de oro de, aproximadamente, 3.000 años de antigüedad en el sitio arqueológico ubicado en la provincia de Sichuan, en la región suroeste de China.
La máscara encontrada forma parte de la cultura Sanxingdui, una civilización que se desarrolló en China durante la Edad de Bronce. En el mismo yacimiento arqueológico se encontraron unas 500 reliquias más que forman parte de la misma cultura. Según informó el sitio de noticias CNN, los restos de la máscara pesan unos 280 gramos y está echa en un 84% de oro.
Además, de acuerdo a la información compartida por la Administración Nacional de Patrimonio Cultural, también se encontraron seis pozos de sacrificios. Cabe tener en cuenta que el más grande de estos pozos tiene un tamaño de 19 metros cuadrados.
Estos nuevos objetos fueron hallados en excavaciones que se realizaron en estos nuevos pozos entre octubre de 2019 y agosto de 2020. Según informaron los expertos, estos objetos pueden ayudar a conocer un poco más sobre el antiguo estado de Shu, que se encontraba en la región oeste de Sichuan antes de ser conquistado en el 316 a.C.
Además de la máscara de oro, entre los otros objetos que recuperaron de los pozos se encuentran otras piezas de oro, como láminas, figuras de bronce de árboles sagrados, objetos de marfil y de jade, residuos de seda, productos textiles y también arroz carbonizado y semillas de árboles.
Hasta el momento han sido encontrados más de 50.000 artefactos pertenecientes al yacimiento de Sanxingdui desde 1920, según informó CNN. El primero de estos hallazgos se realizó de forma accidental, cuando un granjero local se encontró con varias reliquias en el sitio.
Por otra parte, uno de los mayores hallazgos, y que representó un momento quiebre en las excavaciones, ocurrió en 1986 cuando encontraron dos pozos ceremoniales con más de 1.000 elementos, entre ellos máscaras de bronce muy bien elaboradas y bien preservadas.
Respecto al hallazgo más reciente, los expertos creen que podrán haber sido ofrendas de sacrificio que se quemaban antes del entierro. Esta suposición surge a partir de las marcas de quemaduras que tienen los objetos.