El turismo internacional en Japón ha alcanzado niveles récord, impulsado por un yen débil que ha hecho al país más accesible para viajeros de todo el mundo. Según la Organización Nacional de Turismo de Japón, más de 36,8 millones de turistas visitaron el país en 2024, superando el récord previo de casi 32 millones en 2019. Sin embargo, este auge también está generando desafíos, especialmente para los viajeros locales.

Un caso destacado es el de los empleados de Yoshiki Kojima, una empresa de Tecnologías de la Información, quienes se vieron obligados a alojarse en hoteles cápsula durante un viaje de negocios debido al encarecimiento de las habitaciones tradicionales. Estas cápsulas, conocidas por su diseño compacto, ofrecen solo el espacio de una cama, pero Kojima optó por una versión más moderna equipada con colchones de alta calidad, televisores y baños compartidos tradicionales.
“Es limpio, cómodo, y mis empleados dicen que es una experiencia divertida”, comentó Kojima. Sin embargo, reconoció que el turismo masivo también tiene efectos negativos. “Impacta a los japoneses, ya que no pueden viajar o su vida diaria se ve afectada por el exceso de turistas”, agregó.

El costo del turismo masivo
El aumento de visitantes no solo ha elevado las tarifas hoteleras, sino que también ha generado una escasez de mano de obra y mayores costos de suministro para los hoteles. En destinos emblemáticos como Kioto, los residentes han expresado su descontento por comportamientos invasivos hacia las geishas locales.
Para mitigar el impacto, el alcalde de Kioto anunció un aumento significativo en los impuestos de alojamiento para hoteles de lujo, una medida que busca equilibrar el turismo con las necesidades de los residentes.
Mientras tanto, los hoteles cápsula se posicionan como una solución práctica para empresas locales afectadas por el encarecimiento del turismo. Este cambio resalta cómo Japón enfrenta los retos de ser uno de los destinos más visitados del mundo, mientras busca preservar la calidad de vida de sus ciudadanos.