Observado por primera vez en 2017 a través del telescopio Hubble de la NASA, el cometa K2 (o C/2017 K2), alcanzó este jueves su punto más próximo al planeta. En septiembre, el mismo cometa volverá a pasar cerca de la Tierra y será aún más visible en el cielo.
Situado a unos 2.400 millones de kilómetros del Sol, entre las órbitas de Urano y Saturno, el K2 para el año 2017 era el comenta más lejano jamás observado. Al día de hoy, es la primera vez que ingresa al Sistema Solar y pasa a 270 millones de kilómetros de la Tierra. Si bien las dificultades para su avistaje fueron altas, los astrónomos ya anticiparon que en septiembre el mismo cometa volverá a pasar cerca de la Tierra y esta vez será visible en el cielo.
Características del cometa K2
Los cometas son cuerpos astronómicos menores, que van desde unos pocos metros hasta algunos kilómetros de diámetro. Se estima que el K2, oscila entre los 15 y los 80 kilómetros de diámetro. Los científicos afirman que la cola del cometa podría cubrir una superficie de 800.000 kilómetros, distancia que corresponde a seis veces el diámetro de Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar.
Los cometas pasan la mayor parte del tiempo muy alejados del Sol, en regiones frías del Sistema Solar o fuera del mismo, ya que las veces en que se acercan, se calientan y el hielo se sublima, pasando así a un estado gaseoso que rodea el núcleo sólido. Suelen estar compuestos de hielo, minerales y silicatos. Concretamente, se trata de grandes “bolas de hielo sucio” que tienen sus propias órbitas, generalmente muy alargadas.
Así, este tipo de astros arrastra partículas de polvo, formando extensas nubes alrededor que simulan ser cabelleras. Los materiales que conforman la cabellera son arrastrados en sentido opuesto al Sol por el viento Solar y dan lugar a las colas cometarias.
