Un fenómeno natural pero impactante puede surgir en las últimas 24 horas de vida de una persona: un sonido conocido como el «estertor de la muerte», un ruido húmedo y crepitante que ocurre debido a cambios en los patrones de respiración y la acumulación de secreciones en la garganta. Aunque puede ser alarmante para los seres queridos, los expertos aseguran que este ruido no genera dolor ni incomodidad para la persona en sus momentos finales.
¿Qué lo causa?
Este sonido aparece cuando el cuerpo pierde la capacidad de tragar saliva o mucosidad, permitiendo que estas se acumulen en el tracto respiratorio. Según la especialista en cuidados paliativos, Julie McFadden, también conocida como “Hospice Nurse Julie”, el «estertor de la muerte» es una etapa completamente normal en el proceso de morir.
«Es solo un poco de saliva en la parte posterior de la garganta que suena más grave de lo que realmente es. Además, muchas veces también se producen fiebre y fluctuaciones de temperatura», explica McFadden, destacando que estas manifestaciones forman parte del proceso natural del fin de vida, especialmente cuando ocurre en casa y de manera tranquila.
¿Cómo suena?
El ruido se describe como un gorgoteo o crujido húmedo que se intensifica al respirar. Puede parecerse al sonido de un ronquido fuerte o incluso un gemido suave. Aunque puede causar preocupación entre los familiares y amigos, es importante entender que el individuo no experimenta sufrimiento asociado a este sonido.
¿Qué pueden hacer los cuidadores?
Aunque no se puede evitar el «estertor de la muerte», existen medidas para aliviarlo o hacerlo menos evidente para los presentes:
- Colocar a la persona de lado para facilitar el drenaje de las secreciones.
- Elevar la cabeza para mejorar la respiración.
- Utilizar hisopos húmedos para mantener la boca hidratada.
- Reducir la ingesta de líquidos en las etapas finales.
- Aplicar medicamentos que ayuden a minimizar las secreciones.
Una etapa natural del ciclo de la vida
El «estertor de la muerte» puede sonar aterrador, pero es un indicador del cuerpo en su transición hacia el descanso final. Los profesionales médicos están capacitados para explicar este proceso a los seres queridos, ayudándoles a comprender que estas manifestaciones son normales y no implican sufrimiento.
Entender este fenómeno permite enfrentar el momento con mayor tranquilidad, aceptando que forma parte de un ciclo natural que todos, eventualmente, atravesamos.