En las paradisíacas islas de Hawái, el Sol protagoniza cada año un espectáculo que parece sacado de la ciencia ficción: un momento exacto en el que las sombras desaparecen por completo y objetos, árboles e incluso personas parecen flotar sobre la superficie. Se trata del Lāhaina Noon, un fenómeno astronómico único que ocurre solo en las regiones ubicadas entre los trópicos de Cáncer y Capricornio.

Durante este evento, que sucede dos veces al año, los rayos solares caen en un ángulo totalmente recto sobre la Tierra, alcanzando lo que se conoce científicamente como el punto subsolar. En ese instante, el Sol se ubica justo en el cénit y la declinación coincide con la latitud del lugar, haciendo que cualquier objeto vertical pierda su sombra visible.
El Lāhaina Noon suele producirse en mayo y julio, aunque las fechas exactas varían cada año y según la localización dentro del archipiélago. En Hawái, el fenómeno puede observarse entre las 12:16 y las 12:43 del mediodía solar, un rango breve pero suficiente para desconcertar a quienes lo presencian por primera vez.
Más allá de su explicación astronómica, el Lāhaina Noon tiene un profundo valor cultural y educativo. El término proviene de la isla de Maui y significa “sol despiadado” o “sol crudo” en lengua hawaiana, una referencia al impacto del astro en la vida cotidiana de las comunidades nativas. Antiguas expresiones locales ya aludían al “sol sobre la cabeza”, prueba de que este fenómeno ha sido observado y venerado durante siglos.
En la actualidad, instituciones como el Bishop Museum de Honolulu organizan actividades de divulgación para estudiantes y visitantes. Escuelas y centros científicos aprovechan esos minutos sin sombra para enseñar conceptos de astronomía, geometría y movimientos celestes con experimentos prácticos: desde colocar botellas o palos en el suelo hasta observar cómo incluso el propio cuerpo parece perder su silueta proyectada.
El fenómeno también tiene un fuerte componente artístico y turístico. La escultura Sky Gate, del artista Isamu Noguchi, se ha convertido en uno de los puntos más fotografiados durante el evento, ya que en esos instantes proyecta un círculo perfecto en el suelo, intensificando la sensación de asombro colectivo.
Aunque el Lāhaina Noon no es exclusivo de Hawái —ciudades como Manila también registran el llamado “día sin sombra”—, es en el archipiélago donde adquiere una dimensión especial por su integración cultural, histórica y científica. Escritores, artistas y divulgadores han plasmado en obras literarias y visuales la singular experiencia de contemplar cómo la luz del Sol borra cualquier rastro de oscuridad, un recordatorio de la conexión profunda entre el ser humano y el cosmos.
Observar este fenómeno es sencillo: basta conocer las fechas y, al llegar el mediodía solar, colocar un objeto vertical sobre una superficie plana. La sombra se esconderá justo debajo, invisible para el ojo humano. Lo que parece un simple truco óptico es, en realidad, una muestra fascinante del delicado equilibrio entre la Tierra y el Sol.
En definitiva, el Lāhaina Noon no solo sorprende a turistas y curiosos, sino que refuerza el lazo entre ciencia y tradición en Hawái. El instante en que las islas se quedan sin sombras es mucho más que un espectáculo natural: es un ritual de conocimiento y asombro que cada año recuerda cómo la geometría celeste marca el pulso de la vida en el planeta.





