La crisis en el transporte turístico de Machu Picchu alcanzó un punto crítico luego de la suspensión indefinida de los servicios ferroviarios de Perú Rail e Inca Rail. El bloqueo de la vía férrea en el sector de Qori Wayra dejó a cientos de viajeros varados, principalmente extranjeros, que recurrieron a alternativas improvisadas para abandonar la ciudadela inca.
Desde el 15 de septiembre, grupos de turistas comenzaron a evacuar la zona en “chismositos”, pequeñas plataformas artesanales con motor, diseñadas originalmente para el personal técnico de mantenimiento de las vías. Las imágenes difundidas muestran a hasta ocho personas viajando en estos rudimentarios vehículos, acompañadas de su equipaje y bajo estrictas medidas de seguridad, mientras atravesaban la selva alta de Cusco.
Logística improvisada en medio de protestas
La suspensión de los trenes no solo paralizó la salida de visitantes, sino que también puso en jaque la economía de Machu Picchu Pueblo. Ante la falta de alternativas —el acceso por carretera también permanece restringido por bloqueos—, habitantes y trabajadores turísticos organizaron una red de apoyo con los chismositos para aliviar la crisis.
El paro, convocado por organizaciones sociales y gremios locales, exige mayor participación de la población en la gestión turística y denuncia presuntos acuerdos poco transparentes entre operadores ferroviarios y autoridades regionales. Además, los manifestantes reclaman beneficios sociales más equitativos y acusan a los consorcios privados de limitar la competencia en el transporte hacia el sitio arqueológico.
Indignación de visitantes y panorama incierto
Los turistas expresaron su frustración por la falta de información, la constante reprogramación de boletos y las largas horas varados en estaciones. Mientras tanto, el Colegio Profesional de Licenciados de Turismo lanzó un formulario de emergencia para registrar a los afectados y coordinar asistencia.
La tensión en la zona destapó la fragilidad de la infraestructura turística y la dependencia casi exclusiva del transporte ferroviario. Aunque las autoridades trabajan en restablecer parcialmente los servicios y llaman al diálogo, el panorama continúa siendo incierto.
Por ahora, las imágenes de turistas recorriendo kilómetros en plataformas improvisadas se han convertido en un símbolo de la crisis, evidenciando tanto la vulnerabilidad del sistema como la resiliencia de quienes buscan salir de Machu Picchu en medio del conflicto.





