Se trató de un evento inédito e histórico en la que intervino el proyecto DART (dardo, en inglés) de la NASA. A través de un satélite artificial que colisionó contra el asteroide, la NASA logró desviar la trayectoria del mismo. Si bien el asteroide no representaba una amenaza para la vida en nuestro planeta, esta fue una prueba histórica de «defensa planetaria», ya que en un futuro los científicos no descartan que la Tierra se encuentre en un peligro real.
La misión de redirección de asteroides DART (dardo, en inglés) despegó en noviembre desde California y después de diez meses de viaje, la nave espacial chocó contra el asteroide Dimorphos a las 23H14 GMT del lunes (20.14 hora Argentina), a una velocidad de más de 20.000 kilómetros por hora. El hecho fue transmitido a través de las plataformas oficiales de la NASA como la web y YouTube.
La misión, que tuvo un costo de 330 millones de dólares, es la culminación de más de ocho años de trabajo de un equipo de científicos en Estados Unidos. Así, la nave DART chocó intencionalmente con el asteroide «Dimorphos», ubicado a 11 millones de kilómetros de la Tierra, para poner a prueba una nueva tecnología que intenta proteger nuestro planeta de posibles colisiones de objetos espaciales.
La misión no tuvo como objetivo destruir el asteroide sino de empujarlo ligeramente con una técnica que se llama impacto cinético.
“Es algo verdaderamente histórico. Me emociona que estemos moviéndonos de algo que se veía como ficticio y estemos tomando un paso para hacerlo más real”, explicó Nancy Chabot, una de las principales investigadoras que trabajan en la nave DART.
Muy pocos de los asteroides conocidos se consideran potencialmente peligrosos, y ninguno lo será en los próximos 100 años, pero «les aseguro que si esperan lo suficiente, habrá uno», dijo el científico jefe de la NASA, Thomas Zurbuchen.
