La NASA anunció que el día 12 de julio revelará «la imagen de nuestro universo más profunda que haya sido tomada jamás». La esperada captura fue realizada mediante el telescopio espacial James Webb, gracias a su enorme espejo principal y sus instrumentos que enfocan en infrarrojo, permitiéndole atravesar el polvo y el gas cósmico.
El James Webb es capaz de observar en el espacio mucho más allá que lo que lo ha hecho ningún otro telescopio. En la actualidad, las observaciones del cosmos más lejanas datan de los 330 millones de años después del Big Bang, pero con Webb los astrónomos creen que ese límite puede ser traspasado fácilmente.
Bill Nelson, administrador principal de la NASA, declaró que el telescopio «va a explorar también objetos en el Sistema Solar y atmósferas de exoplanetas que orbitan alrededor de otras estrellas, dándonos pistas sobre si esas atmósferas son potencialmente similares a la nuestra».
El James Webb «puede responder algunas de las preguntas que nos formulamos: ¿De dónde venimos? ¿Qué más hay por ahí? ¿Quiénes somos? Y, por supuesto, va a responder a otras preguntas que ni siquiera sabemos cuáles son».
Debido a que el universo se expande, la luz de las primeras estrellas cambia de longitudes de onda ultravioleta, en el espectro visible en las que fue emitida a otras más largas, correspondientes a las longitudes infrarrojas que Webb está listo para detectar en una resolución sin precedentes.
