Después de cuatro meses, finalmente Ruanda, uno de los destinos más atractivos de África, anunció que está lista para dar la bienvenida a los amantes de la vida silvestre.
Ruanda, como tantos otros destinos, redujo los vuelos entrantes en marzo para frenar la propagación de COVID-19. Pero desde entonces, el país ha tenido mucho éxito en limitar el impacto de la pandemia, con menos de 2,000 casos de COVID-19 reportados.
«La decisión de regresar a África es vital para la supervivencia de la población local y la vida silvestre que dependen en gran medida del turismo», dijo un especialista de África oriental y meridional.
Ahora, el país comenzará a recibir vuelos comerciales y turistas a partir del 1 de agosto.
De esta manera, Ruanda ahora podrá darle la bienvenida a los visitantes que quieran conocer lugares únicos como el Parque Nacional de los Volcanes para encontrarse con gorilas de montaña, el Parque Nacional del Bosque Nyungwe y el Lago Kivu.
Por supuesto, la reapertura viene con restricciones, que la Junta de Desarrollo de Ruanda resume: «Todos los pasajeros, incluidos los que se encuentren en tránsito a través de Ruanda, deberán presentar pruebas de una prueba COVID-19 negativa de un laboratorio certificado, tomada dentro de las 72 horas de llegando a Ruanda. Para los pasajeros que ingresen a Ruanda, se realizará una segunda prueba a la llegada, con los resultados entregados dentro de las 24 horas durante las cuales los viajeros deberán auto-ponerse en cuarentena en un hotel designado a su propio costo «.
«Todas las actividades turísticas, incluido el trekking de primates dentro de los parques nacionales de Ruanda, ahora se han reanudado en línea con las medidas mejoradas de prevención de COVID-19», afirma también la agencia.
Una base ideal para aquellos interesados en ver a los primates es Bisate Lodge, que se encuentra a las afueras del Parque Nacional de los Volcanes y recientemente fue nombrado uno de los mejores refugios de safari en África.
Sin dudas, la reapertura del país es de vital importancia para los esfuerzos de conservación que dependen del turismo. «La decisión de regresar a África es vital para la supervivencia de la población local y la vida silvestre que dependen en gran medida del turismo», dijo Deborah Calmeyer, especialista en África Oriental y Meridional.
