6 leyendas urbanas de Buenos Aires

iglesia-santa-felicitas-buenos-aires
Redactor

Argentina es un país que tiene muchísimos atractivos. No solo sus hermosos paisajes, su tango, la rica carne y el buen vino. Tiene además sus leyendas y mitos. Esto la convierte en un destino de lo más entretenido para los curiosos y amantes de estas historias.

Es por esto que Buenos Aires ya no solo es un atractivo para los que pretenden experimentar las experiencias típicas de la ciudad, sino también para aquellos que prefieren descubrir la parte oculta y misteriosa de la capital del país.

Hay de todo. Tragedias y crímenes legendarios. Mansiones hechizadas, cementerios con vida nocturna. Campanarios que suenan solos, espíritus que circulan con cadenas por patios y parques. Embajadas que asilan espíritus demoníacos.

Enterrada viva

Rufina Cambaceres, Enterrada viva en el Cementerio de Recoleta, Buenos Aires, Argentina

Rufina Cambaceres Bacichi  fue hija del escritor porteño Eugenio Cambaceres y la bailarina italiana Luisa Bacichi.

Su padre murió en 1888 y Luisa quedó viuda. Luisa después estuvo en pareja con otros hombres, entre ellos el futuro presidente Hipólito Yrigoyen. El día de su cumpleaños 19, una amiga le confesó a Rufina que Luisa era también amante de su propio novio. Estremecida, Rufina se fue a vestir, y no salía de la habitación cuando la apuraban, y al abrir la puerta, Luisa le encontró tirada, sin pulso ni respiración. Esa noche, fue sepultada en el cementerio de la Recoleta, ya dada por muerta. Lo extraño fue que más adelante la encontraron fuera del ataúd, por lo que muchos sugieren que sufrió un ataque de catalepsia, y un infarto al despertarse en un mausoleo en medio de la noche.

Si bien sus restos están en dicho mausoleo hasta hoy, no hay indicios suficientes para constatar lo que realmente ocurrió.

Puente de la Mujer

La luz mala

Esta es una leyenda que se origina principalmente en el centro del país, especialmente en el campo. Pero con el correr del tiempo, muchos afirman haberla vivido en la misma ciudad.

Cuando hablamos de la «luz mala» nos referimos a un mal presagio que también se conoce como el «Farol de Diablo» o el «Farol de Mandinga», todas refiriéndose a la «linterna del Diablo».

La luz mala, tal como su nombre lo indica, es una luz que aparece flotando en el aire y que no es más que las luces de un alma llorando de dolor. Suele aparecer y dejarse ver durante las épocas más secas del año. Muchos afirman que, además, emana gases tóxicos, un producto de los huesos descompuestos, que es fatal para los seres vivos.

Otros afirman que la luz proviene de una urna de cerámica india que contiene restos humanos y que quien la encuentra descubrirá un tesoro enterrado.

Dice la leyenda que muchos hombres, inundados de intriga y ambición, cuando vieron la luz han intentado alcanzarla, consiguiendo solamente acercarse a su destino fatal, la muerte.

La dama de blanco

Cuenta la leyenda que Luz María García Velloso murió en el año 1925, con tan solo 15 años, de leucemia. Sus restos se encuentran en una de las bóvedas del hermoso y misterioso cementerio de la recoleta. Ahí se puede ver estatua de una chica hermosa, muerta en su lecho. Dicen que la madre de Luz María, desconsolada, durmió durante meses a los pies de la bóveda.

La leyenda es sobre un joven muchacho que se encuentra con una hermosa chica, a la que invita a cenar y tomar algo. Una cita casi ideal podría decirse. Entrada la noche, cuando la temperatura ya había descendido bastante, él le presta su abrigo mientras terminaban de tomar un café.

Es al día siguiente que, con la excusa de recuperar el abrigo, el muchacho vuelve a la casa de la chica a verla. Atendido por su madre, se entera de la terrible noticia. La hija estaba muerta hacía tiempo y sus restos se encontraban en una bóveda en el cementerio de la Recoleta.

Atónito, el chico se dirige a comprobar lo la mujer le había dicho. Llega al cementerio y cuando se encuentra frente a la bóveda, no puede creer lo que ve. Su saco sobre la misma.

No hay un final cierto sobre el destino del hombre. Algunos dicen que enloqueció, otros que simplemente se quitó la vida. Dicen que durante años, los jóvenes evitaron seducir a chicas en la esquina de Vicente López y Azcuénaga, lugar favorito de la dama de blanco.

La fiesta eterna del Palacio de los Bichos

Este palacio, denominado así por las gárgolas de su fachada, fue construido en el año 1910 por un hombre italiano de nombre Rafael Giordano. Se encuentra ubicado en el barrio de Villa del Parque, a la altura del 3220 de la calle Campana.

Él había decidido construir el palacio para regalárselo a su hija, con motivo de su casamiento. Todo venía ocurriendo según lo planeado. El primero de abril de mil novecientos once, el palacio fue sede de un festejo increíble, lleno de música, baile y jolgorio.

Sin embargo, al finalizar el banquete, la pareja de recién casados partieron a su luna de miel en su auto. Todos los invitados los observaban y despedían desde las ventanas del palacio, cuando de repente todo se derrumbó. Al cruzar las vías, el auto fue embestido por un tren, causando la muerte inmediata de los jóvenes enamorados.

La leyenda en realidad comienza en esta parte. El padre, destruido por el fatal evento, ordenó cerrar y vaciar el palacio, dejándolo para siempre abandonado. Cuenta la leyenda que son varias las noches en las que se escucha música y se ve gente bailar en el salón del gran palacio abandonado.

El misterio nunca pudo ser resuelto, ya que aquellos curiosos que intentaron acercarse aquellas noches, contraían enfermedades extrañas, que no les permitían seguir investigando.

El laberinto sin salida de Parque Chas

Dicen que unos de los paseos más peligrosos es el que se encuentra en las manzanas de las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra del barrio Parque Chas. Es que cualquiera que se anime a dar la vuelta completa, aparecerá en cualquier otro lugar del barrio, menos en el que debería.

Esta leyenda cuenta que en 1957 un grupo de exploradores franceses que estaban en la ciudad aceptaron el desafío. Su suerte no fue buena, y no tuvieron éxito. Aparecieron en el barrio de Villa Urquiza, a más de tres kilómetros de donde habían comenzado el recorrido.

https://www.instagram.com/p/BpFRqyDh7Jq/?tagged=parquechas

Años más tardes, una exploración catalana que visitó Buenos Aires. Se organizaron en dos equipos distintos y caminaron en dirección opuesta con la idea de que se encontrarían en la mitad. Tampoco lo lograron. Después de varias horas, uno de los grupos apareció caminando atrás del otro.

Dice el escritor Alejandro Dolina, quien habla de este barrio característico por su difícil trazado de calles circulares y concluye diciendo: “En realidad, conviene no acercarse a Parque Chas”.

La Iglesia de Santa Felicitas

Esta quizás sea una de las leyendas más famosas de Buenos Aires. La del fantasma de Felicitas Guerrero de Alzaga. Una mujer que a los 15 años se había casado un hombre mayor, con el que tuvieron dos hijos.

Los hijos fallecieron siendo niños y para los 26 años ella ya era viuda. Sin embargo seguía siendo hermosa y ahora millonaria. Cuenta la leyenda que su amor era disputado por dos jóvenes importantes de la época, Enrique Ocampo y el estanciero Sáenz Valiente. Pero Felicitas eligió por el segundo. Ocampo, enojado y con mucha rabia le pidió verla antes de la boda.

Ellos discutieron y el hombre la mató de dos disparos el 30 de enero de 1872. Nunca se supo que sucedió luego con el asesino. A pesar de ello, la familia de la joven difunta ordenó construirle un homenaje. La Iglesia de Santa Felicitas en la parte trasera de la casa. Actualmente hoy se encuentra la plaza Colombia.

Cuenta la leyenda que puede verse a Felicitas paseando por la iglesia, mientras llora, todos los 30 de enero. Al momento de la primera restauración de la iglesia, el arquitecto hizo un descubrimiento. Todos los ángeles del frente de la iglesia, tenían el ala derecha caída (mientras que a Felicitas le habían disparado sobre el mismo hombro). También el campanario suele sonar solo.

4.1/5 - (23 votos)
Seguir leyendo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *